REALISMO – NATURALISMO
( 2ª mitad del S. XIX )
( ESQUEMA)
Contextualización:
Realismo:
-
Corriente surgida en Francia, en la primera
mitad del S. XIX ( Balzac, Stendhal, Flaubert).
-
Se propuso representar la realidad con el mayor
grado de verosimilitud.
-En España se inició en 1870 y llegó a su
esplendor en la década de 1880.
Naturalismo:
-
Nació en Francia con Zola; describe al ser
humano, condicionado por el medio y la herencia biológica.
-
En España se rechazó el determinismo biológico
y se reivindicó el libre albedrío y el humor, pero se incorporaron
procedimientos narrativos y temas naturalistas.
Características:
-
Observación y descripción precisa de la realidad.
-
Ubicación próxima de los hechos.
-
Frecuente propósito de crítica social y política.
-
Estilo sencillo y sobrio.
-
Predilección por la novela.
Géneros:
-
Poesía (la poesía postromántica: Bécquer y
Rosalía de Castro).
-
Teatro. Se aleja de los moldes románticos y
refleja los ambientes burgueses.
-
Novela. Es el género que mejor se adapta a la
nueva época y el que mejor refleja la sociedad.
La novela realista:
-
Variedades
de la lengua para la caracterización de ambientes y personajes.
-
Temas y personajes: Protagonistas individuales
o colectivos. Conflicto entre el individuo y la sociedad.
-
Técnicas
narrativas: Narrador omnisciente. Estructura lineal.
-
Descripciones
minuciosas. Verosimilitud.
-
Didactismo.
Principales autores:
José Mª de Pereda. Tendencia idealizante.
-
Realismo
regionalista; se inició en el costumbrismo: ”Escenas
montañesas”, “Tipos y paisajes”.
-
Narraciones
realistas, con exaltación de la tierra y de la ortodoxia católica:”Peñas arriba”, “Sotileza”, …
Juan Valera. Postura esteticista.
-
La mayor
parte de sus historias transcurre en una Andalucía idílica. El tema más
frecuente de sus novelas es el amor (asunto del viejo y la niña): “Pepita Jiménez”, “Juanita la Larga”.
Benito Pérez Galdós. Realismo puro.
-
Episodios
nacionales. Narraciones históricas breves sobre los hechos más importantes de
la historia del S. XIX español: “Trafalgar”,
“Bailén”, …
-
Épocas:
-Primera época: Son novelas
de tesis sobre conflictos ideológicos y temas religiosos; personajes
simbólicos; constante intervención del narrador:”Doña Perfecta”, “Marianela”.
-Novelas contemporáneas:
Visión de la España de la época; Madrid adquiere papel protagonista; personajes
más complejos; narrador omnisciente; humor, ironía y parodia:”La desheredada”, “Tormento”, “Lo
prohibido”, “Miau”, “Fortunata y Jacinta”.
-Novelas espiritualistas:
Influencia del realismo ruso; predominio de los valores evangélicos como el
amor y la caridad cristiana: “Nazarín”,
“Misericordia”.
-Últimas novelas: Mezclan el
realismo con el elementos de carácter maravilloso y fantástico: “Casandra”, “El caballero encantado”.
Emilia Pardo Bazán. Tendencia naturalista. Influencia del
naturalismo (descripciones minuciosas, importancia del medio, situaciones
violentas y escabrosas): “Los pazos de
Ulloa”.
Leopoldo Alas, “Clarín”. Tendencia naturalista. Crítica literaria:”Solos de Clarín”; cuentos:”Adiós Cordera”, “ Pipá”. Novelas: “La Regentea”, y “Su único Hijo”.
Vicente Blasco Ibáñez. Tendencia naturalista. Ciclo regionalista:
medio poco desarrollado, Valencia; elementos naturalistas (determinismo social
y biológico): “La barraca”, “Cañas barro”.
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S. XIX - REALISMO – NATURALISMO
(Libro de texto: pág.332-349)
INTRODUCCIÓN.
España en la segunda mitad del siglo XIX
En España, las disputas entre conservadores y liberales fueron
constantes. En 1868 tuvo lugar la Gloriosa, la revolución que acabó con la monarquía
borbónica; se tomaron entonces medidas propias de una revolución burguesa:
sufragio universal, libertad de industria y comercio, libertad de imprenta,
cátedra, cultos y asociación, separación de Iglesia y Estado, etc. La
intervención del Ejército en 1874 restauró en el trono a los Borbones en la
figura de Alfonso XII; se inició entonces el periodo de la Restauración, en el que, aunque existía una monarquía
parlamentaria, el resultado de las elecciones estaba controlado por el Gobierno
a través de una red de caciques.
El crecimiento demográfico español fue notable en esta época,
pero la población siguió siendo mayoritariamente rural. Sí se desarrollaron
considerablemente, la red ferroviaria y ciertas industrias. Sin embargo, el
progreso económico resultó insuficiente en relación con el demográfico.
Socialmente, la burguesía no fue capaz de llevar adelante la
revolución liberal. La alta burguesía acabó fundiéndose con la vieja
aristocracia y se constituyó así la oligarquía dominante de la Restauración. Y
entre tanto, fue organizándose el movimiento obrero, con hitos como la
fundación del Partido Socialista
Obrero Español (1879), la
fundación de la Unión
General de Trabajadores (1888) o la expansión del anarquismo por
Levante y Andalucía.
En la cultura también se produjo el enfrentamiento entre
conservadores y liberales. Las ideas tradicionalistas tuvieron como paladín al escritor
Menéndez Pelayo. El pensamiento liberal estuvo representado sobre todo por el krausismo, un movimiento intelectual que defendía la
conciliación de razón y religión, la tolerancia y, en el terreno pedagógico, la
enseñanza no autoritaria, el fomento de la iniciativa personal, etc. El
catalizador en España de las doctrinas krausistas fue la Institución Libre de Enseñanza, una organización educativa dirigida por
Giner de los Ríos y cuyo espíritu influyó en muchos de los intelectuales de la
España de la Restauración: Galdós, Clarín, Unamuno, Antonio Machado, etc.
La última década del siglo XIX fue especialmente conflictiva:
hubo huelgas, levantamientos campesinos y guerras que culminaron con la pérdida
de las últimas colonias españolas en 1898.
EL REALISMO Y EL NATURALISMO
La literatura de la 2ª mitad
del S.XIX, es un fiel reflejo de una sociedad burguesa ávida de historias en
las que pueda verse representada; se convierte así la literatura en el ocio y
en el espejo de dicha sociedad.
El Realismo
es el movimiento cultural característico de
la sociedad burguesa de este siglo, una sociedad a la que no le gustaban ya la
fantasía y el idealismo romántico y cuya filosofía propia es el positivismo. La doctrina positivista recordemos que
defiende, que no existe más realidad que los hechos perceptibles, y que la
única investigación posible es el estudio empírico de esos hechos; por tanto,
sus instrumentos básicos son la observación rigurosa y la experimentación.
Los principios estéticos del Realismo predominaban en los medios
artísticos ya a mediados del siglo XIX.
La novela será el género que
tenga más éxito entre los lectores de la época, y este auge de la novela realista, se dio en
toda Europa: en Francia con Balzac, Stendhal, Flaubert y Zola; en Inglaterra
con Dickens; en Rusia con Tolstoi y Dostoievski; y en España con Galdós y
Clarín entre otros.
Sobre los antecedentes de la
novela realista en España se puede decir que, ya durante el Romanticismo vimos
que los artículos de costumbres, la novela costumbrista de Fernán Caballero, y
los artículos periodísticos de Larra, se habían acercado a la realidad
cotidiana de su época con la finalidad de reflejarla. La novela realista es la
evolución natural de este acercamiento a la realidad.
GÉNEROS LITERARIOS.-
Todos los géneros literarios
reaccionan contra muchos de los presupuestos estéticos del Romanticismo
pretendiendo devolver a la literatura un lenguaje más sencillo y unos temas
mucho más cercanos a los lectores de la época.
-
La novela, como hemos dicho anteriormente, es el género que
mejor se adapta a la nueva corriente realista y el que mejor refleja la
sociedad burguesa de estos años ( años de
“La Gloriosa”, “ El Sexenio Revolucionario”, “la Restauración”…)
-
La poesía mantiene aún durante algún tiempo, las formas y los
tonos románticos, pero progresivamente se percibe una reducción del tono
exaltado y la búsqueda de una lengua poética natural y sencilla. La mejor
poesía del realismo no es la poesía realista, sino la poesía intimista de
Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
-
El teatro se va alejando progresivamente de
los moldes románticos y refleja ahora, los ambientes burgueses como había
ocurrido en la novela.
CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA
REALISTA.-
Los rasgos
generales de la literatura
realista son los siguientes:
1. Observación y descripción
precisa de la realidad. La
observación de la realidad practicada por el escritor es paralela a los métodos
de observación aplicados en las ciencias experimentales. Así, el creador llega
a documentarse sobre el terreno tomando apuntes sobre personajes y ambientes, o
bien consulta libros de los que extrae la información precisa.
2. Ubicación próxima de los hechos. Frente a la evasión en el tiempo y en el
espacio típico del Romanticismo, el autor realista escribe sobre lo que conoce,
con lo que sitúa sus obras en el presente y en lugares próximos.
La mirada se desplaza a lo cotidiano, eliminando el subjetivismo
y la fantasía y controlando los excesos de la imaginación y el sentimentalismo.
3. Frecuente propósito de crítica
social y política. La
intencionalidad política varía según la ideología del escritor. Los autores
conservadores describen la realidad para mostrar su degradación y reclamar un retorno
a los valores tradicionales.
4. Estilo sencillo y sobrio. Los realistas rechazan la pomposa
retórica romántica. El ideal estilístico es la claridad y la exactitud, como corresponde
al deseo de acercar la labor del escritor a la del científico.
5. Predilección por la novela. El género literario por excelencia del Realismo
es la novela, ya que, según los realistas, es el más adecuado para describir la
realidad en su totalidad.
Los rasgos típicos de la novela
realista son los siguientes:
a. Verosimilitud. Las historias son como fragmentos de
realidad.
Desaparecen del relato los sucesos inverosímiles, maravillosos y
las aventuras insólitas.
b. Protagonistas individuales o
colectivos. Los protagonistas de
las novelas son o individuos que se relacionan problemáticamente con su entorno
o grupos sociales completos. En el primer caso, se hace hincapié en el análisis
psicológico del protagonista; en el segundo, en la descripción de ambientes. Se
distinguen, por tanto, dos tipos de novelas: la novela psicológica y la novela
de ambientación social.
c. Narrador omnisciente. El narrador maneja por completo los hilos
del relato: sabe lo que va a suceder, conoce los pensamientos de los personajes
e interviene en la obra con juicios sobre hechos y personajes y con
observaciones dirigidas al lector.
d. Didactismo. Es corriente que los autores pretendan
con sus novelas ofrecer una lección moral o social. Ello es así en las llamadas
novelas de tesis, en las que el escritor desea demostrar una
idea general a la que quedan subordinados el argumento, los personajes y el
ambiente de la obra.
e. Estructura lineal. Los hechos transcurren de forma lineal en
el tiempo. Aunque no son extrañas las vueltas atrás para contar episodios
anteriores, estas sólo interrumpen provisionalmente el hilo del relato.
f. Descripciones minuciosas. Las descripciones de exteriores e interiores
y las de los personajes son extremadamente detalladas. Esta atención al detalle
lleva a captar en muchos personajes rasgos tan concretos que ellos solos bastan
para individualizarlos.
g. Aproximación del lenguaje al uso
coloquial. El lenguaje narrativo se
aproxima a la lengua de la conversación, a la que se eleva a la categoría de
lengua literaria. Los autores se esfuerzan en adecuar la lengua a la naturaleza
de los personajes, que hablan según su condición social, su origen geográfico y
sus propias particularidades.
La novela
realista en España, nace al amparo de las libertades que trajo “La
Gloriosa” en 1868 y la primera constitución democrática de España en 1869. Sintetizando, los rasgos son:
-
El
lenguaje procura siempre la
naturalidad y la sencillez. Las descripciones son precisas y minuciosas y los
diálogos vivos y ágiles adaptándose al personaje.
-
Los autores
introducen en sus novelas expresiones de variedades geográficas y
dialectales para hacer más verosímil el mundo narrado.
-
Los
temas reflejan la sociedad
contemporánea de los lectores de la época: mayor libertad en las relaciones
amorosas, los conflictos políticos, la hipocresía social, …
-
Los
personajes ya no son héroes sino
personas representativas de los diversos grupos sociales.
-
La
estructura de la novela suele ser
“in media res”, es decir, el relato se inicia cuando la historia ya ha
empezado.
-
El
espacio se corresponde con
lugares concretos y reconocibles para el lector.
-
El
tiempo es lineal a semejanza
del tiempo de la realidad, sin embargo, el autor regresa al pasado (analepsis),
para explicar determinados comportamientos de los personajes.
-
El
narrador suele ser omnisciente
y, dueño y señor del relato, guía al lector incluso en las conclusiones que
debe sacar.
El Naturalismo por su parte, es
una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del siglo
XIX, fundamentalmente en Francia. Su principal impulsor fue el novelista Zola,
quien pretendía que la literatura se convirtiera, a semejanza de las ciencias
naturales, en otra ciencia cuyo objeto de estudio fuera el medio social. Para
los naturalistas, la literatura debe analizar científicamente el comportamiento
humano siguiendo los principios de la observación y la experimentación. Para
ello, parten de la idea de que el hombre no es libre, sino que está determinado
por su herencia genética y por el ambiente social en que se mueve. El
novelista, a semejanza del científico, debe experimentar con sus personajes
para comprobar cómo se modifican sus reacciones según cambian las
circunstancias y teniendo siempre en cuenta su particular condición biológica
heredada. Esto explica la propensión de los naturalistas por ambientes
miserables y por personajes tarados, alcohólicos, embrutecidos o víctimas de
diversas patologías, ya que tales casos permiten demostrar mejor la influencia
de la biología y del medio social.
Técnicamente, en el Naturalismo se extreman los rasgos del
Realismo, lo que se percibe en las minuciosas descripciones, en la reproducción
fiel del lenguaje hablado... En cuanto al punto de vista narrativo, se
considera que dado que el científico sólo expone y analiza los hechos, así debe
actuar el novelista, quien ha de abstenerse de intervenir en la narración; se
propugna, por tanto, el ideal del narrador impersonal y objetivo.
El realismo y el naturalismo en España.
El triunfo del Realismo en España fue tardío. Esto obedece a que
las circunstancias históricas que podían propiciar su surgimiento sólo se
produjeron a partir de la revolución de 1868. La perspectiva que se abrió
entonces de una sociedad burguesa, el nuevo clima de libertad y la desaparición
de la censura explican el auge de la literatura realista desde los años
setenta.
En contraste, el Naturalismo fue conocido bastante pronto y las
obras de Zola se tradujeron enseguida. Ahora bien, los escritores españoles no
aceptaron la idea de convertir la literatura en una ciencia y sólo aprovecharon
de esta corriente algunos recursos narrativos y su interés por los ambientes
miserables.
La transición de la prosa romántica a la novela prerrealista se
manifiesta en las obras de Fernán
Caballero y Pedro Antonio de Alarcón. El Realismo se consolida con las
novelas de Valera, Pereda, Pardo Bazán y, sobre todo, Pérez Galdós y Leopoldo
Alas, Clarín.
ETAPAS LITERARIAS Y AUTORES.
La postura de los autores ante el realismo, a pesar de su
vinculación general a él, no es uniforme. Entre los intelectuales y escritores
se entabló una discusión sobre qué elementos de la realidad había que llevar a
la novela. L respuesta depende en gran parte de sus orientaciones ideológicas (según
sean progresistas o conservadores).
1)
Tendencia
idealizante: Pedro
Antonio de Alarcón y José María de Pereda.
Fernán
Caballero, seudónimo de la novelista española Cecilia Böhl de Faber, fue una de
las primeras escritoras realistas que introdujo el costumbrismo en España.
Desde
posturas tradicionales y conservadoras, los autores de esta etapa eran
partidarios de ofrecer la parte más amable de la realidad y rehuían los
aspectos más crudos o desagradables.
2)
Postura
esteticista: Juan
Valera. Este autor rechaza los excesos
románticos, así como el tono moralizador de algunas novelas realistas, pues
pensaba que la obra de arte tenía valor pos sí misma y no debía servir a otros
interesas. Buscaba la belleza y fue partidario de excluir lo feo y
desagradable.
3)
El
realismo puro: Benito
Pérez Galdós y Leopoldo Alas, Clarín. Son los máximos representantes del Realismo
desde posturas progresistas. Las obras maduras de estos dos escritores
pretenden mostrar la realidad lo más objetivamente posible.
4)
Tendencia
naturalista. El
Naturalismo puro no se dio nunca en España, aunque influyó en algunos
escritores como: Clarín, Galdós, y muy especialmente, Emilia Pardo Bazán y
Vicente Blasco Ibáñez.
De la época
de apogeo del realismo hablamos de:
- Juan
Valera.
Cabra, Córdoba (España),1827-1905. De familia aristocrática, reflejará en muchas
de sus novelas el mundo rural andaluz, donde pasó sus primeros años. Estudió
Lengua y Filosofía, además de estudios de Derecho.. Ingresó en el cuerpo
diplomático y llegó a ser diputado ocupando importantes cargos en la
administración. En 1861 ingresó en la Academia de la Lengua. Sus novelas son lo mejor de su producción,
aunque empezó a escribirlas pasados los 50 años. Fue un hombre elegante y
refinado que tuvo intensas aventuras amorosas. Gozó de una gran cultura y un
brillante ingenio, con cierta dosis de escepticismo e ironía distanciadora.
Novelas
Valera se declara literariamente como un esteticista y se sintió
alejado tanto del Romanticismo decadente como del Realismo y Naturalismo de su
tiempo. Según él, la misión del novelista consiste en crear obras bellas e
inteligentes que sirvan de entretenimiento, de lectura amable, no tanto dar
testimonio de la realidad o defender posturas ideológicas. Debe embellecer la
realidad, en caso de ser preciso, con el fin de evitar los aspectos
desagradables.
Sin embargo, y a pesar de lo anteriormente dicho, las novelas de
Valera se caracterizan en cierto modo por ser realistas al escoger ambientes
precisos, personajes verosímiles y por el análisis psicológico, muy minucioso
que hace de muchos de sus personajes.
“Pepita Jiménez” y “Juanita la
Larga”, son dos de sus obras más
importantes.
Juan Valera escribió interesantes artículos y ensayos
filosóficos e
histórico-políticos
y numerosos estudios de crítica literaria sobre autores y obras clásicos y
contemporáneos antes de dedicarse, tardíamente, a la novela. Es fundamental
hacer mención de su numerosa correspondencia: las cartas de Valera con prosa
impecable, en las que plasma su experiencia viajera y amorosa y sus opiniones
sobre muy diversos temas como los literarios.
El estilo de Valera es pulcro y elegante, rehúye lo
vulgar, piensa que la novela ha de buscar la belleza de la expresión y
hermosear la realidad. Se muestra contrario al Naturalismo y al Romanticismo de
los que critican sus excesos y admite el Realismo aunque con ciertas reservas.
Es un gran conocedor de la psicología humana, especialmente de la femenina, por
su experiencia personal.
- Benito
Pérez Galdós.
Benito Pérez Galdós (1843-1920), nació en Las Palmas de Gran
Canaria. Con los años, se trasladó a Madrid para estudiar Derecho, y aunque nunca
ejerció dicha carrera, llegó a conocer, como nadie, la capital. Militó en el
partido liberal y después se acercó al socialismo, aunque no se interesó
especialmente por la política. Sus años finales fueron tristes debido a la
ceguera que padeció, a las dificultades económicas y al fracaso de sus últimas
obras de teatro.
Es el autor más fecundo de la literatura española: cerca de
ochenta novelas, veintidós obras de teatro y numerosos ensayos y artículos
periodísticos. Su obra es un testimonio histórico de la vida del S.XIX, en el
que se hallan reflejadas todas las capas sociales y todos los acontecimientos
de interés del siglo. Fue miembro de la RAE.
A la hora de clasificar la narrativa de Galdós, es útil
distinguir entre los “Episodios
nacionales” y el resto
de las novelas, que se clasifican a su vez en tres grupos:
a. Primeras novelas. Publicadas durante la década de los
setenta, son casi todas novelas de tesis en las que el autor no oculta sus
simpatías por la
España liberal. Aquí están: “La Fontana de oro”, “Doña
Perfecta”, “Gloria”, “Marianela”
y “La
familia de León Roch”.
b. Novelas españolas contemporáneas. Así llama Galdós al grupo de novelas
publicadas a partir de “La
desheredada” y que
incluye también obras como “El
amigo Manso”, “La de Bringas”, “Fortunata
y Jacinta” y “Miau”.
Pertenecen todas a la década de los ochenta. Su obra más
ambiciosa es “Fortunata
y Jacinta”, extensa novela que
retrata la vida social madrileña de la época.
c. Últimas novelas. El interés de Galdós por buscar nuevos
cauces expresivos se manifiesta en sus novelas desde 1889. De este periodo son “La incógnita”, “Realidad”, “Ángel
Guerra”, “Tristana”, la trilogía que tiene por protagonista al usurero Torquemada, “Nazarín”, “Misericordia”
y “El
caballero encantado”. En todas ellas ensaya originales
procedimientos narrativos; así, encontramos novelas dialogadas, narraciones
epistolares, presencia de elementos fantásticos, sueños, símbolos, etc.
Finalmente, en algunas es también visible la influencia del espiritualismo de
la novela europea de fin de siglo.
Los Episodios
nacionales son cuarenta
y seis novelas que reconstruyen de forma novelada la historia del siglo XIX
español. Con ellos, Galdós acude a la Historia para explicar su propio presente
y las convulsiones político-sociales que siguieron al derrocamiento de la
monarquía borbónica en 1868.
El estilo de Galdós no es cuidado ni artístico; no
se preocupa por la forma, pero domina a la perfección todos los registros del
lenguaje. Da impresión de espontaneidad y soltura. Es muy hábil en la
caracterización de los personajes: a través de los diálogos y de los monólogos
de éstos, podemos conocer su evolución psicológica; por medio del retrato
completamos esta visión. Utiliza también, lo mismo que otros autores realistas,
el estilo indirecto libre.
- Leopoldo
Alas “Clarín” (1852-1901).
Leopoldo Alas “Clarín”
era natural de Zamora, pero de niño se trasladó a Oviedo, de donde procedía su
familia y allí pasó gran parte de su vida.
En sus años de bachiller, fundó un periódico que gozó de gran
aceptación entre los estudiantes. En él
empezó a ensayar lo que después serían sus críticas literarias. Era de
ideología liberal y fue profesor de la Universidad de Oviedo. Se dedicó al periodismo y en esta actividad
hizo famoso el pseudónimo por el que generalmente le conocemos “ Clarín”.
Al hablar de su obra, hay que distinguir su labor de periodista
de la de su obra narrativa.
Como crítico trató los temas más variados: sociales, políticos,
etc. Pero destacó especialmente por sus artículos de crítica literaria. Fue implacable y mordaz en sus comentarios,
por lo que se le ha comparado con Larra.
La producción narrativa de Clarín comprende dos novelas “La Regenta” y “Su
único hijo”, algunas
novelas cortas y poco más de cien relatos
breves recogidos en diversos volúmenes: “Pipa”, “El Señor y lo demás son cuentos”, “Cuentos
morales” y “El gallo de Sócrates”.
Los cuentos son de dos clases: satíricos o de tono reflexivo.
“La Regenta” es la
obra cumbre de Clarín y una de las mejores de nuestra literatura. Relata
el adulterio de una mujer frustrada, pero, en el fondo, la auténtica
protagonista de la novela es toda una sociedad provinciana (la de Vetusta,
trasunto de Oviedo), de la que Clarín se sirve para mostrar las mezquindades de
la España de la Restauración. Así, satiriza duramente los comportamientos de la
clase dominante: clero, nobles y burgueses desfilan por la obra descubriendo su
frivolidad, hipocresía, orgullo, mediocridad y miseria moral. En “La Regenta”, como novela naturalista, es muy importante
la influencia del ambiente sobre los personajes: tanto el mundo exterior (la
ciudad, las relaciones sociales) como el más próximo (la familia, la infancia,
la formación) los condicionan de modo definitivo.