sábado, 20 de octubre de 2012

REALISMO - NATURALISMO

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 REALISMO –  NATURALISMO
( 2ª mitad del S. XIX )
( ESQUEMA)

Contextualización:
Realismo:
     -   Corriente surgida en Francia, en la primera mitad del S. XIX ( Balzac, Stendhal, Flaubert).
   - Se propuso representar la realidad con el mayor grado de verosimilitud.
      -En España se inició en 1870 y llegó a su esplendor en la década de 1880.
  Naturalismo:
-         Nació en Francia con Zola; describe al ser humano, condicionado por el medio y la herencia biológica.
-         En España se rechazó el determinismo biológico y se reivindicó el libre albedrío y el humor, pero se incorporaron procedimientos narrativos y temas naturalistas.
Características:
-         Observación y descripción precisa de la realidad.
-         Ubicación próxima de los hechos.
-         Frecuente propósito de crítica social y política.
-         Estilo sencillo y sobrio.
-         Predilección por la novela.

Géneros:
-        Poesía (la poesía postromántica: Bécquer y Rosalía de Castro).
-         Teatro. Se aleja de los moldes románticos y refleja los ambientes burgueses.
-         Novela. Es el género que mejor se adapta a la nueva época y el que mejor refleja la sociedad.


La novela realista:   

-     Variedades de la lengua para la caracterización de ambientes y personajes.
-        Temas y personajes: Protagonistas individuales o colectivos. Conflicto entre el individuo y la sociedad.
-        Técnicas narrativas: Narrador omnisciente. Estructura lineal.
-        Descripciones minuciosas. Verosimilitud.
-         Didactismo.

    Principales autores:

  José Mª de Pereda. Tendencia idealizante.
-         Realismo regionalista; se inició en el costumbrismo: ”Escenas montañesas”, “Tipos y paisajes”.
-         Narraciones realistas, con exaltación de la tierra y de la ortodoxia católica:”Peñas arriba”, “Sotileza”, …

  Juan Valera. Postura esteticista.
-         La mayor parte de sus historias transcurre en una Andalucía idílica. El tema más frecuente de sus novelas es el amor (asunto del viejo y la niña): “Pepita Jiménez”, “Juanita la Larga”.

  Benito Pérez Galdós. Realismo puro.
-       Episodios nacionales. Narraciones históricas breves sobre los hechos más importantes de la historia del S. XIX español: “Trafalgar”, “Bailén”, …
-         Épocas:
            -Primera época: Son novelas de tesis sobre conflictos ideológicos y temas religiosos; personajes simbólicos; constante intervención del narrador:”Doña Perfecta”, “Marianela”.
            -Novelas contemporáneas: Visión de la España de la época; Madrid adquiere papel protagonista; personajes más complejos; narrador omnisciente; humor, ironía y parodia:”La desheredada”, “Tormento”, “Lo prohibido”, “Miau”, “Fortunata y Jacinta”.
           -Novelas espiritualistas: Influencia del realismo ruso; predominio de los valores evangélicos como el amor y la caridad cristiana: “Nazarín”, “Misericordia”.
           -Últimas novelas: Mezclan el realismo con el elementos de carácter maravilloso y fantástico: “Casandra”, “El caballero encantado”.

  Emilia Pardo Bazán. Tendencia naturalista. Influencia del naturalismo (descripciones minuciosas, importancia del medio, situaciones violentas y escabrosas): “Los pazos de Ulloa”.

  Leopoldo Alas, “Clarín”. Tendencia naturalista. Crítica literaria:”Solos de Clarín”; cuentos:”Adiós Cordera”, “ Pipá”. Novelas: “La Regentea”, y “Su único Hijo”.

  Vicente Blasco Ibáñez. Tendencia naturalista. Ciclo regionalista: medio poco desarrollado, Valencia; elementos naturalistas (determinismo social y biológico): “La barraca”, “Cañas  barro”.


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S. XIX -  REALISMO –  NATURALISMO
                                            (Libro de texto: pág.332-349)

INTRODUCCIÓN.
España en la segunda mitad del siglo XIX

En España, las disputas entre conservadores y liberales fueron constantes. En 1868 tuvo lugar la Gloriosa, la revolución que acabó con la monarquía borbónica; se tomaron entonces medidas propias de una revolución burguesa: sufragio universal, libertad de industria y comercio, libertad de imprenta, cátedra, cultos y asociación, separación de Iglesia y Estado, etc. La intervención del Ejército en 1874 restauró en el trono a los Borbones en la figura de Alfonso XII; se inició entonces el periodo de la Restauración, en el que, aunque existía una monarquía parlamentaria, el resultado de las elecciones estaba controlado por el Gobierno a través de una red de caciques.
El crecimiento demográfico español fue notable en esta época, pero la población siguió siendo mayoritariamente rural. Sí se desarrollaron considerablemente, la red ferroviaria y ciertas industrias. Sin embargo, el progreso económico resultó insuficiente en relación con el demográfico.
Socialmente, la burguesía no fue capaz de llevar adelante la revolución liberal. La alta burguesía acabó fundiéndose con la vieja aristocracia y se constituyó así la oligarquía dominante de la Restauración. Y entre tanto, fue organizándose el movimiento obrero, con hitos como la fundación del Partido Socialista Obrero Español (1879), la fundación de la Unión General de Trabajadores (1888) o la expansión del anarquismo por Levante y Andalucía.
En la cultura también se produjo el enfrentamiento entre conservadores y liberales. Las ideas tradicionalistas tuvieron como paladín al escritor Menéndez Pelayo. El pensamiento liberal estuvo representado sobre todo por el krausismo, un movimiento intelectual que defendía la conciliación de razón y religión, la tolerancia y, en el terreno pedagógico, la enseñanza no autoritaria, el fomento de la iniciativa personal, etc. El catalizador en España de las doctrinas krausistas fue la Institución Libre de Enseñanza, una organización educativa dirigida por Giner de los Ríos y cuyo espíritu influyó en muchos de los intelectuales de la España de la Restauración: Galdós, Clarín, Unamuno, Antonio Machado, etc.
La última década del siglo XIX fue especialmente conflictiva: hubo huelgas, levantamientos campesinos y guerras que culminaron con la pérdida de las últimas colonias españolas en 1898.


EL REALISMO Y EL NATURALISMO

La literatura de la 2ª mitad del S.XIX, es un fiel reflejo de una sociedad burguesa ávida de historias en las que pueda verse representada; se convierte así la literatura en el ocio y en el espejo de dicha sociedad.

El Realismo es el movimiento cultural característico de la sociedad burguesa de este siglo, una sociedad a la que no le gustaban ya la fantasía y el idealismo romántico y cuya filosofía propia es el positivismo. La doctrina positivista recordemos que defiende, que no existe más realidad que los hechos perceptibles, y que la única investigación posible es el estudio empírico de esos hechos; por tanto, sus instrumentos básicos son la observación rigurosa y la experimentación.
Los principios estéticos del Realismo predominaban en los medios artísticos ya a mediados del siglo XIX.

La novela será el género que tenga más éxito entre los lectores de la época, y  este auge de la novela realista, se dio en toda Europa: en Francia con Balzac, Stendhal, Flaubert y Zola; en Inglaterra con Dickens; en Rusia con Tolstoi y Dostoievski; y en España con Galdós y Clarín entre otros.

Sobre los antecedentes de la novela realista en España se puede decir que, ya durante el Romanticismo vimos que los artículos de costumbres, la novela costumbrista de Fernán Caballero, y los artículos periodísticos de Larra, se habían acercado a la realidad cotidiana de su época con la finalidad de reflejarla. La novela realista es la evolución natural de este acercamiento a la realidad.

GÉNEROS LITERARIOS.-

Todos los géneros literarios reaccionan contra muchos de los presupuestos estéticos del Romanticismo pretendiendo devolver a la literatura un lenguaje más sencillo y unos temas mucho más cercanos a los lectores de la época.
-         La novela, como hemos dicho anteriormente, es el género que mejor se adapta a la nueva corriente realista y el que mejor refleja la sociedad burguesa de estos años ( años de  “La Gloriosa”, “ El Sexenio Revolucionario”, “la Restauración”…)
-         La poesía mantiene aún durante algún tiempo, las formas y los tonos románticos, pero progresivamente se percibe una reducción del tono exaltado y la búsqueda de una lengua poética natural y sencilla. La mejor poesía del realismo no es la poesía realista, sino la poesía intimista de Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
-         El teatro se va alejando progresivamente de los moldes románticos y refleja ahora, los ambientes burgueses como había ocurrido en la novela.


CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA REALISTA.-

Los rasgos generales de la literatura realista son los siguientes:
1. Observación y descripción precisa de la realidad. La observación de la realidad practicada por el escritor es paralela a los métodos de observación aplicados en las ciencias experimentales. Así, el creador llega a documentarse sobre el terreno tomando apuntes sobre personajes y ambientes, o bien consulta libros de los que extrae la información precisa.

2. Ubicación próxima de los hechos. Frente a la evasión en el tiempo y en el espacio típico del Romanticismo, el autor realista escribe sobre lo que conoce, con lo que sitúa sus obras en el presente y en lugares próximos.
La mirada se desplaza a lo cotidiano, eliminando el subjetivismo y la fantasía y controlando los excesos de la imaginación y el sentimentalismo.

3. Frecuente propósito de crítica social y política. La intencionalidad política varía según la ideología del escritor. Los autores conservadores describen la realidad para mostrar su degradación y reclamar un retorno a los valores tradicionales.

4. Estilo sencillo y sobrio. Los realistas rechazan la pomposa retórica romántica. El ideal estilístico es la claridad y la exactitud, como corresponde al deseo de acercar la labor del escritor a la del científico.

5. Predilección por la novela. El género literario por excelencia del Realismo es la novela, ya que, según los realistas, es el más adecuado para describir la realidad en su totalidad.

Los rasgos típicos de la novela realista son los siguientes:

a. Verosimilitud. Las historias son como fragmentos de realidad.
Desaparecen del relato los sucesos inverosímiles, maravillosos y las aventuras insólitas.
b. Protagonistas individuales o colectivos. Los protagonistas de las novelas son o individuos que se relacionan problemáticamente con su entorno o grupos sociales completos. En el primer caso, se hace hincapié en el análisis psicológico del protagonista; en el segundo, en la descripción de ambientes. Se distinguen, por tanto, dos tipos de novelas: la novela psicológica y la novela de ambientación social.
c. Narrador omnisciente. El narrador maneja por completo los hilos del relato: sabe lo que va a suceder, conoce los pensamientos de los personajes e interviene en la obra con juicios sobre hechos y personajes y con observaciones dirigidas al lector.
d. Didactismo. Es corriente que los autores pretendan con sus novelas ofrecer una lección moral o social. Ello es así en las llamadas novelas de tesis, en las que el escritor desea demostrar una idea general a la que quedan subordinados el argumento, los personajes y el ambiente de la obra.
e. Estructura lineal. Los hechos transcurren de forma lineal en el tiempo. Aunque no son extrañas las vueltas atrás para contar episodios anteriores, estas sólo interrumpen provisionalmente el hilo del relato.
f. Descripciones minuciosas. Las descripciones de exteriores e interiores y las de los personajes son extremadamente detalladas. Esta atención al detalle lleva a captar en muchos personajes rasgos tan concretos que ellos solos bastan para individualizarlos.
g. Aproximación del lenguaje al uso coloquial. El lenguaje narrativo se aproxima a la lengua de la conversación, a la que se eleva a la categoría de lengua literaria. Los autores se esfuerzan en adecuar la lengua a la naturaleza de los personajes, que hablan según su condición social, su origen geográfico y sus propias particularidades.

La novela realista en España, nace al amparo de las libertades que trajo “La Gloriosa” en 1868 y la primera constitución democrática de España en 1869. Sintetizando, los rasgos son:

-         El lenguaje procura siempre la naturalidad y la sencillez. Las descripciones son precisas y minuciosas y los diálogos vivos y ágiles adaptándose al personaje.
-         Los autores introducen en sus novelas expresiones de variedades geográficas y dialectales para hacer más verosímil el mundo narrado.
-         Los temas reflejan la sociedad contemporánea de los lectores de la época: mayor libertad en las relaciones amorosas, los conflictos políticos, la hipocresía social, …
-         Los personajes ya no son héroes sino personas representativas de los diversos grupos sociales.
-         La estructura de la novela suele ser “in media res”, es decir, el relato se inicia cuando la historia ya ha empezado.
-         El espacio se corresponde con lugares concretos y reconocibles para el lector.
-         El tiempo es lineal a semejanza del tiempo de la realidad, sin embargo, el autor regresa al pasado (analepsis), para explicar determinados comportamientos de los personajes.
-         El narrador suele ser omnisciente y, dueño y señor del relato, guía al lector incluso en las conclusiones que debe sacar.


El Naturalismo por su parte,  es una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del siglo XIX, fundamentalmente en Francia. Su principal impulsor fue el novelista Zola, quien pretendía que la literatura se convirtiera, a semejanza de las ciencias naturales, en otra ciencia cuyo objeto de estudio fuera el medio social. Para los naturalistas, la literatura debe analizar científicamente el comportamiento humano siguiendo los principios de la observación y la experimentación. Para ello, parten de la idea de que el hombre no es libre, sino que está determinado por su herencia genética y por el ambiente social en que se mueve. El novelista, a semejanza del científico, debe experimentar con sus personajes para comprobar cómo se modifican sus reacciones según cambian las circunstancias y teniendo siempre en cuenta su particular condición biológica heredada. Esto explica la propensión de los naturalistas por ambientes miserables y por personajes tarados, alcohólicos, embrutecidos o víctimas de diversas patologías, ya que tales casos permiten demostrar mejor la influencia de la biología y del medio social.
Técnicamente, en el Naturalismo se extreman los rasgos del Realismo, lo que se percibe en las minuciosas descripciones, en la reproducción fiel del lenguaje hablado... En cuanto al punto de vista narrativo, se considera que dado que el científico sólo expone y analiza los hechos, así debe actuar el novelista, quien ha de abstenerse de intervenir en la narración; se propugna, por tanto, el ideal del narrador impersonal y objetivo.

El realismo y el naturalismo en España.

El triunfo del Realismo en España fue tardío. Esto obedece a que las circunstancias históricas que podían propiciar su surgimiento sólo se produjeron a partir de la revolución de 1868. La perspectiva que se abrió entonces de una sociedad burguesa, el nuevo clima de libertad y la desaparición de la censura explican el auge de la literatura realista desde los años setenta.
En contraste, el Naturalismo fue conocido bastante pronto y las obras de Zola se tradujeron enseguida. Ahora bien, los escritores españoles no aceptaron la idea de convertir la literatura en una ciencia y sólo aprovecharon de esta corriente algunos recursos narrativos y su interés por los ambientes miserables.
La transición de la prosa romántica a la novela prerrealista se manifiesta en las obras de Fernán Caballero y Pedro Antonio de Alarcón. El Realismo se consolida con las novelas de Valera, Pereda, Pardo Bazán y, sobre todo, Pérez Galdós y Leopoldo Alas, Clarín.

ETAPAS LITERARIAS Y AUTORES.

La postura de los autores ante el realismo, a pesar de su vinculación general a él, no es uniforme. Entre los intelectuales y escritores se entabló una discusión sobre qué elementos de la realidad había que llevar a la novela. L respuesta depende en gran parte de sus orientaciones ideológicas (según sean progresistas o conservadores).

1)     Tendencia idealizante: Pedro Antonio de Alarcón y José María de Pereda.
Fernán Caballero, seudónimo de la novelista española Cecilia Böhl de Faber, fue una de las primeras escritoras realistas que introdujo el costumbrismo en España.
Desde posturas tradicionales y conservadoras, los autores de esta etapa eran partidarios de ofrecer la parte más amable de la realidad y rehuían los aspectos más crudos o desagradables.
2)     Postura esteticista: Juan Valera.  Este autor rechaza los excesos románticos, así como el tono moralizador de algunas novelas realistas, pues pensaba que la obra de arte tenía valor pos sí misma y no debía servir a otros interesas. Buscaba la belleza y fue partidario de excluir lo feo y desagradable.
3)     El realismo puro: Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas, Clarín.  Son los máximos representantes del Realismo desde posturas progresistas. Las obras maduras de estos dos escritores pretenden mostrar la realidad lo más objetivamente posible.
4)     Tendencia naturalista. El Naturalismo puro no se dio nunca en España, aunque influyó en algunos escritores como: Clarín, Galdós, y muy especialmente, Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez.

De la época de apogeo del realismo hablamos de:

  1. Juan Valera.

Cabra, Córdoba (España),1827-1905.  De familia aristocrática, reflejará en muchas de sus novelas el mundo rural andaluz, donde pasó sus primeros años. Estudió Lengua y Filosofía, además de estudios de Derecho.. Ingresó en el cuerpo diplomático y llegó a ser diputado ocupando importantes cargos en la administración. En 1861 ingresó en la Academia de la Lengua.  Sus novelas son lo mejor de su producción, aunque empezó a escribirlas pasados los 50 años. Fue un hombre elegante y refinado que tuvo intensas aventuras amorosas. Gozó de una gran cultura y un brillante ingenio, con cierta dosis de escepticismo e ironía distanciadora.

Novelas
Valera se declara literariamente como un esteticista y se sintió alejado tanto del Romanticismo decadente como del Realismo y Naturalismo de su tiempo. Según él, la misión del novelista consiste en crear obras bellas e inteligentes que sirvan de entretenimiento, de lectura amable, no tanto dar testimonio de la realidad o defender posturas ideológicas. Debe embellecer la realidad, en caso de ser preciso, con el fin de evitar los aspectos desagradables.
Sin embargo, y a pesar de lo anteriormente dicho, las novelas de Valera se caracterizan en cierto modo por ser realistas al escoger ambientes precisos, personajes verosímiles y por el análisis psicológico, muy minucioso que hace de muchos de sus personajes.
 “Pepita Jiménez” y “Juanita la Larga”, son dos de sus obras más importantes.
Juan Valera escribió interesantes artículos y ensayos filosóficos e
histórico-políticos y numerosos estudios de crítica literaria sobre autores y obras clásicos y contemporáneos antes de dedicarse, tardíamente, a la novela. Es fundamental hacer mención de su numerosa correspondencia: las cartas de Valera con prosa impecable, en las que plasma su experiencia viajera y amorosa y sus opiniones sobre muy diversos temas como los literarios.

El estilo de Valera es pulcro y elegante, rehúye lo vulgar, piensa que la novela ha de buscar la belleza de la expresión y hermosear la realidad. Se muestra contrario al Naturalismo y al Romanticismo de los que critican sus excesos y admite el Realismo aunque con ciertas reservas. Es un gran conocedor de la psicología humana, especialmente de la femenina, por su experiencia personal.

  1. Benito Pérez Galdós.

Benito Pérez Galdós (1843-1920), nació en Las Palmas de Gran Canaria. Con los años, se trasladó a Madrid para estudiar Derecho, y aunque nunca ejerció dicha carrera, llegó a conocer, como nadie, la capital. Militó en el partido liberal y después se acercó al socialismo, aunque no se interesó especialmente por la política. Sus años finales fueron tristes debido a la ceguera que padeció, a las dificultades económicas y al fracaso de sus últimas obras de teatro.
Es el autor más fecundo de la literatura española: cerca de ochenta novelas, veintidós obras de teatro y numerosos ensayos y artículos periodísticos. Su obra es un testimonio histórico de la vida del S.XIX, en el que se hallan reflejadas todas las capas sociales y todos los acontecimientos de interés del siglo. Fue miembro de la RAE.

A la hora de clasificar la narrativa de Galdós, es útil distinguir entre los “Episodios nacionales” y el resto de las novelas, que se clasifican a su vez en tres grupos:

a. Primeras novelas. Publicadas durante la década de los setenta, son casi todas novelas de tesis en las que el autor no oculta sus simpatías por la
España liberal. Aquí están: “La Fontana de oro”, “Doña Perfecta”, “Gloria”, “Marianela” y “La familia de León Roch”.

b. Novelas españolas contemporáneas. Así llama Galdós al grupo de novelas publicadas a partir de “La desheredada” y que incluye también obras como “El amigo Manso”, “La de Bringas”, “Fortunata y Jacinta” y “Miau”.
Pertenecen todas a la década de los ochenta. Su obra más ambiciosa es “Fortunata y Jacinta”, extensa novela que retrata la vida social madrileña de la época.

c. Últimas novelas. El interés de Galdós por buscar nuevos cauces expresivos se manifiesta en sus novelas desde 1889. De este periodo son “La incógnita”, “Realidad”, “Ángel Guerra”, “Tristana”, la trilogía que tiene por  protagonista al usurero Torquemada, “Nazarín”, “Misericordia” y “El caballero encantado”. En todas ellas ensaya originales procedimientos narrativos; así, encontramos novelas dialogadas, narraciones epistolares, presencia de elementos fantásticos, sueños, símbolos, etc. Finalmente, en algunas es también visible la influencia del espiritualismo de la novela europea de fin de siglo.

Los Episodios nacionales son cuarenta y seis novelas que reconstruyen de forma novelada la historia del siglo XIX español. Con ellos, Galdós acude a la Historia para explicar su propio presente y las convulsiones político-sociales que siguieron al derrocamiento de la monarquía borbónica en 1868.

El estilo de Galdós no es cuidado ni artístico; no se preocupa por la forma, pero domina a la perfección todos los registros del lenguaje. Da impresión de espontaneidad y soltura. Es muy hábil en la caracterización de los personajes: a través de los diálogos y de los monólogos de éstos, podemos conocer su evolución psicológica; por medio del retrato completamos esta visión. Utiliza también, lo mismo que otros autores realistas, el estilo indirecto libre.

  1. Leopoldo Alas “Clarín” (1852-1901).

Leopoldo Alas  “Clarín” era natural de Zamora, pero de niño se trasladó a Oviedo, de donde procedía su familia y allí pasó gran parte de su vida.
En sus años de bachiller, fundó un periódico que gozó de gran aceptación entre los estudiantes.  En él empezó a ensayar lo que después serían sus críticas literarias. Era de ideología liberal y fue profesor de la Universidad de Oviedo.  Se dedicó al periodismo y en esta actividad hizo famoso el pseudónimo por el que generalmente le conocemos “ Clarín”.
Al hablar de su obra, hay que distinguir su labor de periodista de la de su obra narrativa.
Como crítico trató los temas más variados: sociales, políticos, etc. Pero destacó especialmente por sus artículos de crítica literaria.  Fue implacable y mordaz en sus comentarios, por lo que se le ha comparado con Larra.

La producción narrativa de Clarín comprende dos novelas “La Regenta” y “Su único hijo”, algunas novelas cortas y poco más de cien relatos breves recogidos en diversos volúmenes: “Pipa”, “El Señor y lo demás son cuentos”, “Cuentos morales” y “El gallo de Sócrates”.
Los cuentos son de dos clases: satíricos o de tono reflexivo.
“La Regenta” es la obra cumbre de Clarín y una de las mejores de nuestra literatura.  Relata el adulterio de una mujer frustrada, pero, en el fondo, la auténtica protagonista de la novela es toda una sociedad provinciana (la de Vetusta, trasunto de Oviedo), de la que Clarín se sirve para mostrar las mezquindades de la España de la Restauración. Así, satiriza duramente los comportamientos de la clase dominante: clero, nobles y burgueses desfilan por la obra descubriendo su frivolidad, hipocresía, orgullo, mediocridad y miseria moral. En “La Regenta”, como novela naturalista, es muy importante la influencia del ambiente sobre los personajes: tanto el mundo exterior (la ciudad, las relaciones sociales) como el más próximo (la familia, la infancia, la formación) los condicionan de modo definitivo.